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viernes, 22 de mayo de 2015

Metamorfosis

Me considero sumamente afortunado de estar viviendo en un periodo de cambios en mi campo profesional. A mi, ya me tocó un periodo en donde lo Integrativo es permitido, aunque muchos de mis profesores todavía arrastraban los residuos de la tendencia del Zeitgeist (espíritu de los tiempos) sobre la "pureza" de los marcos teóricos. Muchos de nosotros crecimos profesionalmente con esos profesores apasionados por la "patología" de la mente, y por el adecuado proceso del diagnóstico.
Recuerdo las competencias internas en mi universidad para conocer quién era el mejor en poder descifrar la viñeta que el profesor de la clase de psicopatología nos daba todos los Jueves. Era casi una obsesión el poder dominar todas las posibles patologías del Eje I, y mucho más emocionante cuando se trataba de un caso del Eje II.

No fue nada raro el comenzar a ejercer la profesión con la misma inercia, buscando la patología (suena muy padre y técnica esa palabra). No me tomó mucho tiempo el darme cuenta que esa obsesión por diagnosticar no me estaba llevando a ningún lado en el
progreso clínico con mis pacientes (hoy les pido perdón donde quiera que estén).

Poco a poco me fui dando cuenta que gracias a los cambios  provocados por varios movimientos post-modernos, se cuestionó la praxis y se redirigió el foco de atención  hacia aquellos elementos y características presentes en las personas que son Resilientes.

Para mí esta transformación de paradigma no fue muy fácil, y eso que nunca me he considerado un Talibán de los marcos teóricos, pero sí algo cuadrado en lo que es "serio y formal" de la psicología.
Llegué a pensar que la teoría narrativa era demasiado "light" y que cualquier persona puede platicar de forma casual. "Eso no es psicoterapia," me decía a mí mismo, negándome a creer en lo que hoy reconozco como el poder de ESTAR con el otro sin tener que HACER. Y ¿qué les digo de lo que llegué a pensar de la Psicología Positiva? que hasta pena me da confesar que me imaginaba que eran un grupo de animadores de campamento.

Mi transformación se fue dando debido a las lecciones de vida y resiliencia de mis pacientes sobrevivientes de eventos traumáticos. Cada encuentro yo iba notando ciertas características que eran indicadores de la fuerza y velocidad de su recuperación. En unos, la carencia de estos elementos era la evidente responsable de su estancamiento. Mi mayor sorpresa en esta aventura de mi transformación fue el darme cuenta que yo, como terapeuta, podía interferir y promover la presencia de dichos elementos.

Pude con el tiempo identificar por lo menos cinco de estos elementos: Flexibilidad, Adaptabilidad, Congruencia, Energía y Estabilidad. Estos elementos eran muy obvios en las personas que relativamente fácil recuperaban su rumbo y dirección de vida. Y al mismo tiempo se convirtieron en mi plan de tratamiento para aquellos y aquellas pacientes que se encuentran estancados. De repente me di cuenta que la patología que yo había aprendido a buscar y a encontrar, no es más que la carencia de dichos elementos. Todas las afectaciones emocionales están relacionadas directamente con la ausencia de estas características del Ser Humano.

Ok, ya lo entendí, y ahora ¿cómo fomentar estas características en mis pacientes? No es algo que se pueda enseñar desde el intelecto. Y ahí es donde mi verdadera transformación ocurre. Mi Presencia (estados mentales sintonizados con los de mi paciente), facilita la transición de una mente rígida o caótica, en una mente abierta a nuevas experiencias. Como cuando le decimos a un niño o niña, "Te voy a contar una historia..." De esa misma manera, la mente que llega a nuestros consultorios atorada, frustrada y pesimista, puede ser transformada por medio de un o una terapeuta abierta a nuevas experiencias. Cada encuentro es una nueva oportunidad de que algo nuevo ocurra. Esto te podrá sonar demasiado hippie, pero déjame decirte que esto de la Presencia del terapeuta tiene un sustento científico muy sólido que más adelante quiero compartir. Mis alumn@s y exalumn@s me conocen, y saben que mi énfasis al supervisarlos o enseñarles está en los procesos del hemisferio derecho. El ESTAR, antes del HACER. Esa ha sido mi transformación

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