Vistas de página en total

domingo, 16 de noviembre de 2014

Violencia Social Como Síntoma de un Trauma Colectivo Parte 1


Anteriormente describí de manera breve el cómo un evento traumático comunitario puede ser transmitido generacionalmente por medio de la creación de constructos y símbolos que serán transmitidos de una primera generación a la siguiente y así subsecuentemente hasta generar una "normalidad" cultural.
Hoy quisiera reflexionar sobre este primer movimiento en donde una comunidad (micro) es traumatizada y puede comenzar una onda expansiva hasta crear una consciencia colectiva basada en un trauma comunitario.
Mi trabajo como Psicotraumatólogo está basado en facilitar que el individuo pueda resignificar su experiencia traumática por medio de la herramienta más evolucionada del Ser Humano: El Lenguaje.
Esta tarea no es sencilla ya que la experiencia traumática se instala en una estructura neurológica (sistema límbico) muy alejada de la estructura (neo-corteza) que se encarga del lenguaje. Sin embargo, por medio de una secuencia de movimientos y estrategias terapéuticas, el paciente va logrando darle un sentido (organización) a su experiencia hasta poder contar su Historia desde una perspectiva activa.


Así se instala el trauma en una persona: una experiencia extrema que sobrepasa sus recursos, deja huellas fisiológicas y emocionales que se caracterizan por una desorganización en tareas que anteriormente podía llevar a cabo. Por ejemplo, una persona que es secuestrada y torturada regresará a casa sin poder dormir, salir a la calle, confiar en otras personas, etc. Esta experiencia limitó a este individuo dejándolo en un estado muy primitivo basado en su sobrevivencia aún cuando ya se encuentra a salvo en su casa y con sus seres queridos. Este estado primitivo se debe a que la experiencia no ha sido "digerida" por medio de una narrativa estructurada que le permita darle un significado al secuestro, pero principalmente al papel que él jugó durante la experiencia.

Ahora, si esto ocurre a un nivel individual, ¿será posible que una comunidad experimente lo mismo? ¿Será posible que una comunidad pierda su capacidad colectiva de confiar en otras personas y en ellos mismos, relacionarse con otros sistemas? ¿Será posible que toda una comunidad entera pueda quedarse en un estado primitivo de sobrevivencia en donde la morir o matar sea algo cotidiano?

Mucho se ha estudiado sobre los efectos del trauma sobre el individuo, pero a la fecha se conoce muy poco sobre los efectos del trauma sobre comunidades enteras. Sin embargo, hoy se sabe que existen muchos paralelismos entre las consecuencias individuales y aquellas que aparecen en comunidades que son traumatizadas.

Los principales estudios apuntan hacia una misma afectación: tanto en lo individual como en lo colectivo, el trauma tiene la capacidad de transformar y distorsionar la Cosmovisión.

El ejemplo en lo individual puede ser más fácil de explicar. La persona que fue secuestrada y torturada, antes de este evento su Cosmovisión le permitía salir a la calle (porque la calle es segura), ir a trabajar y ganar dinero (porque el dinero le permite satisfacer sus necesidades), ir de vacaciones a Acapulco (él y su familia se merecen descansar en un lugar bonito). Después del secuestro, su Cosmovisión es transformada y nada de lo que antes creía hoy es cierto. Hoy, el mundo ya no es seguro.

Hoy se sabe que el trauma también tiene la fuerza para transformar la consciencia colectiva, modificando la Cosmovisión de todo un pueblo.

Esto tiene muchas implicaciones tanto en el trauma individual como en el colectivo. Hoy se sabe que una persona que ha sido traumatizada y cuya Cosmovisión ha sido transformada, tiene hasta 7 veces más probabilidades de volver a ser victimizado. Esto se debe a que la transformación de su Cosmovisión deja al individuo con una aparente carencia de recursos que le permitan evitar o defenderse (rendición aprendida), ante una probable amenaza. Es como si el individuo se perciba así mismo como imposibilitado de hacer algo distinto.

La respuesta colectiva es la misma. Los pueblos traumatizados son más susceptibles a volver a ser victimizados porque su consciencia colectiva les avisa y les recuerda que no hay nada que puedan hacer para defenderse. Y creo que este punto a todos nos mueve, ya que hemos visto el incremento de quejas en las redes sociales. Algunas personas incluso llegan a pedir que paren las quejas y que las conviertan en acciones...pero nada pasa...nuevamente..

El psicólogo y biofísico Peter Levine, menciona que esta frustración de no poder hacer nada distinto y estar destinado (Cosmovisión distorsionada) a sufrir sin poder defenderse es la que lleva a un estado crónico de violencia comunitaria.

Así cómo el individuo que se auto percibe como incapaz de enfrentar el mundo (Cosmovisión distorsionada), prefiere causarse daño a él mismo porque no puede hacerlo hacia afuera, así las comunidades traumatizadas se hacen daño a ellas mismas por medio del aumento de la violencia interna, en vez de enfrentar a la fuente externa ya que es imposible (Cosmovisión distorsionada).

Por eso no debe de sorprendernos como en los últimos días en nuestro país hemos visto un aumento de violencia en las calles, es parte de un modelo aprendido. Es una auto-agresión que refleja nuestra Cosmovisión colectiva distorsionada en donde estamos atorados e imposibilitados de darle un sentido y organización a las atrocidades cometidas en Ayotzinapa y muchos otros lugares de nuestro país.


Una sociedad que no elabora sus experiencias traumáticas no puede evolucionar. Ya que la consciencia colectiva no confía en el otro; se cuida de él. Es por esto que tanto se habla de la reconstrucción del tejido social, pero no se ha entendido que nos da miedo estar juntos. Preferimos ser hilos, solos e independientes. Así es más fácil sobrevivir.

Nuestra sociedad cada día se hace más y más primitiva debido a que estos traumas colectivos no han sido elaborados y sus efectos han comenzado a echar raíces en la simbología cultural en donde las prioridades han cambiado. Los vínculos emocionales, la recreación, la socialización y el futuro ya no es tan importante. Hoy, en nuestra nueva Cosmovisión no podemos hacer nada y somos presa fácil, hasta que logremos darle sentido, estructura y una narrativa coherente a lo que nos ha pasado..

jueves, 23 de octubre de 2014

Los Pecados Que Alcanzan hasta la Tercera y Cuarta Generación (Ayotzinapa)

He tenido la intención de escribir y compartir con ustedes mi preocupación y dolor por lo que está sucediendo en nuestro país. No había podido hacerlo principalmente debido a que creo que en lo personal todavía no logro digerir emocionalmente el dolor que me provoca ver a mi país, mis hermanos y hermanas en este estado de vulnerabilidad e indefensión.
He escuchado varios comentarios y puntos de vista multi-disciplinarios que tratan de explicar el cómo se llegó a esto, sobre el qué se puede hacer, a quién culpar, etc. Mi intención es otra, es la de proveer una visión sobre las afectaciones individuales y sociales a largo plazo.
Si tu mi querido lector, no estás familiarizado con la Biblia, no te preocupes, ya que este pequeño escrito no se trata de un sermón dominguero. Solo trato de utilizar un concepto que se presenta en uno de los primeros libros de la Biblia y lo encontramos en Éxodo 34:6-7 y dice así:


"Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: El SEÑOR, el SEÑOR, Di-s compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable ; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación"


Este recuento de la historia Bíblica siempre me ha llamado la atención. ¿Es posible que los actos de los padres tenga afectaciones en generaciones subsecuentes? Y si nos alejamos un poco del análisis teológico de este recuento y lo vemos desde la perspectiva psicológica y sistémica podemos entender un poco más a lo que, desde mi parecer, son esas afectaciones transgeneracionales y su relación con la triste situación en nuestro país.
Entonces, desde esta perspectiva debemos preguntarnos si los "pecados" de esta generación (extrema violencia sin precedente en nuestra historia) tendrán afectaciones en generaciones por venir.


La bibliografía nos responde esta pregunta de manera contundente. Definitivamente sí. 
Los estudios señalan que la violencia extrema tiene afectaciones en varios procesos psico-afectivos en los individuos y en las comunidades. Estas alteraciones que son directamente afectadas por la violencia, interrumpen el desarrollo funcional de los integrantes de la comunidad.

Van der Kolk (2007) propone que las comunidades que han sido crónicamente traumatizadas, se verán seriamente afectadas en procesos sumamente importante para proveer un estado interno de seguridad en sus niños (Apego Seguro). En otras palabras, las comunidades que han sido traumatizadas no pueden transmitir a sus hijos un sentido de protección y seguridad (interna y externa). Esta interrupción tiene efectos potencialmente dañinos durante todo el desarrollo de estos niños que no pudieron internalizar un estado de seguridad. El mismo autor señala que esta carencia expone a estos niños a situaciones adversas como: vulnerabilidad a abusos, establecimiento de relaciones interpersonales violentas, enfermedades cardiacas, actividades delincuenciales, y una reducción de la expectativa de vida de hasta 15 años.

Atkinson (2008), investigó la relación entre la experiencia de trauma comunitario durante la infancia y ser un agresor altamente violento en la edad adulta. Ella encontró una relación significativa estadísticamente entre la alta violencia social (directa o indirecta) y convertirse en agresor altamente violento en la edad adulta. Atkinson sugiere que esta relación se da debido a varios elementos que incluyen la normalización de la violencia y la habituación a un estado elevado de estrés que deja al individuo en un estado altamente defensivo (agredir o ser agredido).
En el mismo estudio, Atkinson encontró un elemento que me preocupa mucho: La ausencia de servicios profesionales de apoyo a esos niños (expuestos a violencia comunitaria) y que más tarde se convirtieron en agresores.


LA TRANSMISIÓN TRANSGENERACIONAL DEL  TRAUMA

Los estudios realizados por Blanco (2007), nos pueden ayudar a entender el cómo es que una experiencia traumática puede ser transmitida a generaciones subsecuentes con una gran cantidad de afectaciones emocionales y conductuales.

Banco estudio las afectaciones emocionales en una tribu indígena de Australia que fueron conquistados.
  • 1a Generación: Los hombres fueron esclavizados, torturados y algunos asesinados.  El rol de estos hombres era el de proveer ara sus familia, y por medio de la violencia se les impidió tal papel.
  • 2a Generación: La siguiente generación comenzó a abusar del alcohol (conducta ausente en la generación anterior), para lidiar con la confusión de identidad provocada por el rol masculino tradicional. El gobierno de Queensland los obliga a quedarse en reservaciones indígenas. La violencia doméstica se incrementó. El gobierno no brinda servicios de apoyo.
  • 3a Generación: La siguiente generación experimentó de primera mano la violencia doméstica el Gobierno interviene y remueve a los hijos de sus hogares debido al riesgo y los pone en hogares no-indígenas
  • 4a Generación: Esta siguiente generación ya integrada a la sociedad fuera de la reserva indígena comienza a replicar la violencia doméstica hacia sus parejas e hijos. El alcoholismo es replicado tambien. La violencia ya no está contenida en una reservación indígena, se ha filtrado a un sistema mayor.
  • 5a Generación: En esta generación, la violencia doméstica continua y se extiende a conductas delincuenciales como robos, delitos sexuales, y asesinatos.
 El trabajo de Blanco explicando el deterioro social en 5 generaciones en consistente con el estudio de Atkinson (2002) en donde ella analiza a 6 generaciones de una comunidad que ha sobrevivido una traumatización social. Atkinson encuentra que la imposibilidad de un Gobierno para afrontar adecuadamente el trauma comunitario, produce cambios sociales (migración, cambio de roles, abandono escolar, etc.) que a su vez afectarán emocionalmente a los miembros de esta comunidad. Y como ya lo hemos visto, el daño no se puede contener solamente en la comunidad traumatizada. Este daño penetrará a sus sistemas mayores.



EL TRAUMA COMUNITARIO Y EL DETERIORO DEL SISTEMA FAMILIAR

Una experiencia comunitaria traumática es definida como una evento que deja huellas en la narrativa de toda una comunidad. Es una experiencia que será contada y rememorada por generaciones por venir. También se le conoce como una Herida en la Psique Colectiva, que será transmitida de manera explícita e implícita de manera subsecuente.
Milroy (2005) explica cómo el trauma es transmitido genercionalmente:

Los efectos del trauma son transmitidos de varias maneras a las siguientes generaciones, principalmente por las afectaciones en los patrones de vinculación entre padres e hijos, el impacto en la calidad de relación padres-hijos, la nueva presencia de trastornos mentales, la desconexión de los sistemas extendidos anteriormente presentes (abuelos, tíos, primos, vecinos, etc.). Estas alteraciones dejan a una comunidad ya traumatizada aun más expuesta a volver a ser violentada. Aun, si los niños han sido cuidados y protegidos de las narrativas traumáticas, la historia traumática será transmitida por medio de enfermedades mentales, cambios en sus dinámicas, alteraciones sociales y principalmente un sentido crónico de desprotección.

Durán (2005), sugieren que el trauma comunitario se encarna en la cultura de la comunidad, y que se transmite generacionalmente de la misma manera en que las tradiciones culturales son transmitidas. Esto resulta en una normalización de la historia traumática dentro de su misma cultura en menos de 3 generaciones.

Las evidencias del daño psicológico individual y colectivo son contundentes y apuntan hacia una terrible expansión que incluso alcanza varias generaciones. La reflexión nos obliga a cuestionarnos si nuestra generación es la que inicia esta cadena de descomposición o somos una generación recipiente de los "pecados" de generaciones anteriores.

Más adelante quisiera hablar sobre algunas propuestas que se sugieren para poder contener el daño en las comunidades y sociedades traumatizadas.
Hoy solo quería compartir esta preocupación.
Hoy, México me duele, nos duele y lamentablemente seguirá doliendo por varias generaciones.






    
 


jueves, 3 de abril de 2014

Quienes aceptan quedarse


Esta semana se dio a conocer la noticia sobre una red privada de prostitución de un servidor público en la capital de este país. La noticia ha despertado toda serie de reacciones en las redes sociales que van desde la indignación, el repudio, la impotencia e incluso hasta la resignación de una sociedad que ya perdió su capacidad de asombro en cuanto a la bajeza de la gente en el poder.
Independientemente del resultado de las investigaciones que está por iniciar la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, esperando que se haga justicia a las víctimas de este presunto delito, a mi me llamó mucho la atención algo que quisiera compartir en esta ocasión.
Si lo que la periodista describe en su artículo es cierto, debe alertarnos de un fenómeno psicológico resultante de una descomposición social y emocional que podría explicar el incremento del riesgo de explotación sexual en la población infanto-juvenil de nuestro país.
La periodista que dio a conocer la noticia debido a que se infiltró ella misma en el proceso de selección de estas edecanes y describe lo siguiente:

“Cuando gana confianza, con ese tono adormecedor, Priscila suelta que, entre sus actividades, está el tener sexo oral y vaginal con Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
De aceptar, ese mismo día, pueden tener su primer encuentro con el líder del PRI capitalino.
Un detalle: al jefe no le gustan las niñas “del otro bando”
Priscila, aconseja a la chicas ser atentas. Al líder priista, hay seducirlo.
Si aceptan sumarse a esta red de prostitución, las jóvenes causan alta en la nómina del PRI como secretarias o recepcionistas.
Quien acepta, firma el cuadernillo de Priscila. La última etapa, consiste en que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre de el visto bueno.”


La narrativa de la periodista establece que llega un punto en que estas jóvenes mujeres son informadas sobre las actividades sexuales que tendrán que realizar como parte de su trabajo. Unas se van, algunas otras deciden quedarse.

Esta es la parte que me intriga, y entiendo que puede tener muchas explicaciones desde las teorías sociológicas, económicas, culturales, antropológicas, etc., pero me pregunto si también existirá un factor psicológico de predisposición a la explotación sexual. Me puse a revisar un poco de bibliografía y encontré datos interesantes:

Rodman y Clum (2001) encontraron en sus estudios que las mujeres que había reportado abuso sexual en la infancia reportaban una alta incidencia de por lo menos un abuso sexual en su edad adulta.
Russel (1986) reporta que el 63% de la población que entrevistó para su estudio y que había informado de abuso sexual infantil intrafamiliar también reportó por lo menos otro abuso sexual después de los 14 años.
Messman-Moore y Long (2003), encontraron en sus estudios que un abuso sexual en la edad adulta es de 2 a 11 veces más probable en personas que fueron abusadas sexualmente en la infancia a las que no reportan abuso en la infancia.
Por último, en un estudio longitudinal de Humphrey y White (2000), señalan que de una población de 1569 mujeres estudiantes de universidad, las que reportaron haber sido abusadas sexualmente en la infancia también reportaban la presencia significativa de abuso sexual de moderado a severo en su adolescencia y la experiencia de una violación o intento de violación en su primer año en la universidad de hasta 13 veces mayor a las mujeres que no habían experimentado un abuso sexual en la infancia ni adolescencia.

El estudio de los efectos del trauma nos da al menos unas probables explicaciones fisiológicas a dicha vulnerabilidad a seguir siendo abusadas sexualmente. Cuando un niño o una niña es expuesta de manera recurrente a situaciones de abuso debe recurrir al único escape posible: disociación.
Su cuerpo no puede enfrentar al agresor ni tampoco puede huir de la amenaza. Así, la única opción es estar sin estar. Y es muy probable que el niño o la niña tengan que utilizar esta respuesta fisiológica muchas veces si el agresor vive en casa o tiene acceso irrestricto al menor. De esta manera la fisiología del niño aprende a afrontar situaciones subjetivas o reales de amenaza por medio de la disociación (congelamiento, rendición, seducción, etc.). Entonces, incluso en la edad adulta la respuesta ante la amenaza ya no será correr o pelear, seguirá siendo la rendición, sometimiento, congelamiento, etc. Su cuerpo y mente ya están condicionados a sobrevivir estando sin estar.

La noticia debe hacernos reflexionar como sociedad y profesionales de la salud mental en muchos aspectos. En lo particular me preocupa esta relación de abuso infantil y la predisposición a abusos en la edad adulta que creo que no está siendo atendida como se debería. Se han alcanzado buenos logros en temas de procuración de justicia y protección a las víctimas de trata de personas pero creo que se debería ya de incluir la atención y prevención del abuso sexual infantil como parte del ciclo de la trata de personas y explotación sexual.

            Humphrey, J.A. & White, J.W. (2000). Women’s vulnerability to sexual assault from adolescence to young adulthood. Journal of Adolescent Health, 27, 419-424.

Messman-Moore, T., & Long, P. (2003). The role of childhood sexual abuse sequelae in the sexual revictimization of women: An empirical review and
Theoretical reformulation.Clinical Psychology Review, 23, 537-571.         

Roodman, A. and Clum, G. (2001). Revictimization rates and method variance: A meta-analysis. Clinical Psychology Review, 21 (2), 183-204.

        Russell, D. (1986). The secret trauma: Incest in the lives of girls and women. New York: Basic Books.