Vistas de página en total

lunes, 29 de junio de 2015

La Magia al Estar

Desde mis inicios como terapeuta me llamó mucho la atención lo "mágico" de mi profesión. ¿Cómo es posible que una serie de encuentros interpersonales tengan algún tipo de efecto positivo en la vida de una persona (paciente-cliente)? ¿cuáles son los elementos más importantes e indispensables de aquellos encuentros en donde esa "magia" ocurre? Al inicio de mi carrera estaba muy urgido por encontrar esos elementos que me convertirían en un buen terapeuta.
Busqué por muchos lados tratando de encontrar la teoría más sólida y que contuviera las herramientas más efectivas para hacer "magia." Pero, ¿por dónde comenzar? hay muchas teorías y todas dicen ser "La teoría." Intenté ser un buen clínico al apegarme a las normas éticas de mi profesión, leí un sin fin de libros, pulí mis habilidades de diagnóstico diferencial y hasta podría decirse que me consideré un Talibán del DSM (4a edición en aquel entonces). Pero tristemente, la "magia" no aparecía. Mi mente estaba tan preocupada por hacer (decir, decifrar, descubrir, desenmarañar, etc.) que se me olvidó Estar.
Poco a poco recordé lo que uno de mis maestros nos decía: "lo que importa (no quiere decir que la teoría, técnicas y herramientas no sean importantes), es pasar más tiempo Estando." Me costó trabajo comprender la definición de Estar porque yo creía que solo se refería al aspecto físico de abarcar un volumen en un tiempo determinado. ¡Yo estaba (e minúscula) los 50 minutos con mis pacientes y no pasaba nada! Hasta que comprendí que en el silencio de mi mente habitaba el poder de Estar. Mientras más silencio había en mi mente, más magia ocurría.

Las investigaciones indican que incluso en el campo de la medicina, la Presencia (con P mayúscula que indica mente y cuerpo) tiene un impacto positivo en la mejoría de los pacientes. Así llegué a la bendita experiencia  de ver  como  la magia ocurre por medio de nuestra presencia, y esto no lo digo en un sentido narcisista, sino en la plena humildad de que la presencia de cualquier Ser Humano tiene poderes de restructuración.




Pero comencemos por definir que es esta Presencia. Para poder hacer esto debo comenzar por lo que NO es la Presencia. Una mente llena (dudas, preguntas, metas, teorías, diagnósticos, etc.) no tiene espacio para contener la existencia del Otro. La presencia es la Atención Intencional en la experiencia del aquí y ahora sin juicios ni expectativas.

Solo cuando yo tengo esa capacidad de "vaciar" mi mente de ideas preconcebidas es donde yo puedo encontrar mi efectividad profesional porque fluyo en lo que sé hacer debido a lo que ya conozco. Déjame darte un ejemplo. Como terapeuta tengo la bendición de trabajar como entrenador mental de futbolistas profesionales, y el énfasis que yo hago en mis intervenciones es precisamente el vaciar la mente de dudas, temores, incertidumbre, miedos, enojo, etc., para poder Estar en el presente en donde sus cuerpos que han entrenado por miles de minutos saben hacer su trabajo.
 Si la mente no está en silencio en el presente, esta tiene la facultad de llevarnos a dimensiones desconocidas, a extrañas combinaciones de culpas del pasado y ansiedades de un futuro probable. Ya en ese momento perdimos la conexión con el aquí y ahora y al mismo tiempo nos perdimos de recibir información relevante para nuestro desempeño en el presente.

Una terapeuta que está más preocupada por lo que tiene que decir, abre una puerta a la dimensión de sus propios fantasmas (rechazo, juicio, baja auto-confianza, etc.), y deja de recibir información en tiempo real que el paciente está enviando, y aún peor, el no se siente Sentido por la terapeuta reactivando su propia historia.

Probablemente te preguntes ¿y cómo se hace eso? Te doy un sencillo consejo, mientras tengas tu próxima sesión con tu paciente, manténte consciente de tu presente por medio de tus sentidos. ¿qué sonidos escuchas en el fondo mientras conduces tu sesión? ¿qué texturas puedes sentir con tus dedos mientras escuchas o hablas? ¿qué temperatura hay en tu consultorio? ¿cómo está tu cuerpo en ese momento? Haz  este   simple experimento. Tu cuerpo y tu mente en el mismo lugar es el regalo más grande que te puedas dar y le puedas dar  a tus pacientes.
¿Me cuentas cómo te fue?