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lunes, 1 de julio de 2013

¿Prevenir o Reparar?

Muchos de nosotros recordamos el terremoto de 1985 por la devastación que dejó en nuestra ciudad y otras tantas ciudades de la República. Sin embargo, pocas personas recuerdan el evento como un momento decisivo en la creación de nuevas políticas. Después de terminadas las tareas de rescate y remoción de escombros, se llevó a cabo una reunión en la Secretaría de Gobernación en donde se planteó el siguiente escenario: "Vivimos en una zona sísmica, y siempre será así. Tenemos la opción de seguir viviendo el proceso de rescatar personas y remover escombros después de cada temblor fuerte o establecer nuevas políticas y especificaciones para que las nuevas construcciones sean más fuertes y puedan soportar los movimientos telúricos." Este diálogo cambió el rumbo de nuestra ciudad en términos de posibles daños provocados por los subsecuentes temblores. Como ciudad hemos seguido experimentando fuertes sismos con muy pequeños incidentes estructurales y casi nulo el número de fallecidos.
Los sistemas de atención a víctimas deberíamos de aprender de este mismo planteamiento, pero desafortunadamente nos hemos seguido enfocando en rescatar y remover los escombros resultantes de vivir en una zona sísmica (delincuencialmente hablando). Hemos persistido en la atención a las víctimas, ayudándoles a reconstruir sus vidas destrozadas por actos delincuenciales, pero sabemos que en un proceso sin fin. El día de mañana habrán más daños que reparar.
En otros países han entendido que la oportuna intervención comunitaria ha permitido disminuir las afectaciones personales y colectivas derivadas de actos delincuenciales. Esto es posible creando políticas de salud pública que enseñen la importancia de las buenas prácticas individuales, familiares, laborales y comunitarias que nos permitan crecer y ser sostenidos aun cuando tengamos que vivir "sismos" emocionales.
Hoy como comunidad somos altamente vulnerables a ser traumatizados, ya que nuestra resiliencia comunitaria, y por ende la individual, se encuentra en niveles críticos. Todos tenemos miedo, todos nos aislamos detrás de rejas y alarmas que impiden que los delincuentes entren a nuestros espacios, sin saber que esas mismas defensas impiden conexiones sociales sanas y necesarias para nuestro fortalecimiento. Las calles y los parques ya no son nuestros, por lo menos no los sentimos así. Hay temor de salir a las carreteras, visitar nuestro propio país.  La cultura del miedo nos ha hecho frágiles.
Los sistemas de atención a víctimas necesitan replantearse sus objetivos. ¿Seguimos reparando o nos ponemos a crear estrategias que nos hagan más fuertes y resistentes ante una dura realidad social?

martes, 30 de abril de 2013

Criando niños y niñas fuertes

Hace un par de días tuve la oportunidad de dar una pequeña conferencia en el CENDI de la torre de PEMEX, la cual se encuentra a solo unos pasos de donde ocurrió el terrible desastre del 31 de Enero de este año en donde perdieron la vida varias personas. Desafortunadamente, este CENDI fue afectado de manera directa e indirecta por varios motivos. Primero, varios pequeñitos de este centro perdieron a alguno de sus padres, y también fueron testigos presenciales del sonido de la explosión, el movimiento del piso, escucharon gritos, caos, incertidumbre. Las afectaciones fueron las clásicas postraumáticas en niños expuestos a situaciones de este tipo y afortunadamente ya estamos trabajando en su recuperación (y el de las maestras). Bueno, ya conociendo el contexto, se me pidió que les diera una pequeña plática a los padres y madres de estos niños sobre la importancia del afecto en su recuperación emocional.
Al comienzo de la plática hice una pregunta sencilla: ¿Qué tipo de hijos o hijas sueñan ustedes preparar para una edad adulta? Las respuestas surgieron inmediatamente. "con valores...preparadas...sanos...inteligentes...éticas...con una buena educación...etc." Todas estas respuestas son muy normales en nuestros días. Queremos que nuestros hijos/hijas tengan las mejores herramientas para enfrentar a un mundo feroz que puede devorarlos en cualquier momento. Y por lo mismo en los últimos tiempos se ha desarrollado la moda del hijo/hija genio. Hoy podemos encontrar libros, dvd´s, y mucho material para que nuestros bebés comiencen a hablar, leer, caminar, sumar, memorizar, patinar, bailar, etc., antes que el resto de sus compañeros.


Yo tengo que validar el deseo de todo padre/madre que quiere lo mejor para sus hijos/hijas, sin embargo tenemos que hacer una revisión de lo que verdaderamente es importante en su desarrollo.
A lo largo de los años en mi profesión y especialidad en la recuperación de eventos traumáticos he constatado la importancia de la calidad afectiva no solo durante los años de la infancia, sino a lo largo de toda la vida. Es muy claro que aquellas personas que tuvieron un apego seguro durante su crecimiento, y este fue después  representado en la creación de redes sociales/afectivas funcionales que los han acompañado durante todas sus vidas, pueden enfrentar y recuperarse de situaciones traumáticas y difíciles de mejor manera que aquellos que no contaron con esta bendición.
Durante mi plática yo compartía eso, los logros académicos, deportivos, sociales no deben nunca remplazar el logro más importante de la vida, y el que es resultado de un proceso afectivo (apego seguro). Este logro es conocido por su nombre técnico de un " Self Merecedor de cosas buenas." En otras palabras, la conexión afectiva del padre/madre con su hija formará una auto-imagen sana y fuerte que le servirá para enfrentarse a lo que su futuro le tenga preparado.


Para mi esa es la primera responsabilidad de los padres/madres, cimentar un apego seguro que se represente en una auto-imagen sana y positiva. Y ahora sí, teniendo estos cimientos, los logros serán solo una representación de su propia imagen. Y esta imagen no estará condicionada a si ganan o pierden, si son los mejores o no.
El apego seguro tiene muchos más beneficios, por ejemplo:
  • Mayor concentración
  • Mejor manejo de las emociones
  • Menor ansiedad
  • Mejor calidad de relaciones interpersonales
  • Mayor empatía
  • Mayor habilidad en la comunicación interpersonal
  • Mejores estrategias en el manejo de conflictos
  • Mayor modulación del miedo

Hoy que celebramos el día del niño y de la niña, será importante recordar que su felicidad no son solo actividades deportivas, académicas, artísticas, etc. Su verdadera felicidad a largo plazo vendrá por medio del saberse dignos de ser amados, de que sus padres/madres tuvieron el tiempo para conocerlos, entenderlos, ayudarlas, etc. Esto es el apego seguro, el que garantizará una fortaleza emocional que los acompañará el resto de sus vidas. Para mi este es el mejor regalo y herencia que les puedo dejar a mis hijas.

miércoles, 17 de abril de 2013

El Cerebro bajo el Terror

Es inevitable desde el lado humano el sentir rabia y enojo ante acontecimientos como los vividos en la Ciudad de Boston. Un día emocionante para todos y todas las atletas y sus familias de repente es convertido en una pesadilla que transformará sus vidas para siempre. Para aquellos que lo vivimos a la distancia también tiene su repercusión emocional. Nos confronta con la fragilidad de nuestra existencia. Pero es natural que las afectaciones psico-biológicas sean mayor en aquellas personas que lo vivieron en carne propia.

Hace unos meses, aquí en la propia Ciudad de México se vivió un desastre que también cobró vidas. Un edificio en el complejo de Pemex explota provocando la muerte de varias personas, lesiones físicas y emocionales a muchas otras más. Tuve la oportunidad de conocer y trabajar terapéuticamente con algunas maestras de una escuela que se encuentra a solo algunos pasos del lugar de la explosión. Al platicar con ellas me preguntaba que pasaría por su mente al tener que tomar decisiones inmediatas para salvar no solo sus vidas sino la de sus pequeños alumnos que dependen de ellas.

¿Qué pasa en el cerebro durante horas de terror? ¿Cómo es posible tomar decisiones cuando la muerte es algo inminente?
El terror produce un "corto-circuito" en la parte pensante del cerebro. Cuando la gente está aterrorizada y amenazada, inmediatamente cambia su manera de percibir y procesar información. Entrando en un modo de sobrevivencia, en donde las decisiones son simplemente reacciones instintivas para sobrevivir. Los circuitos neuronales cotidianos que atraviesan la corteza orbitofrontal, en donde las personas evaluamos las situaciones en una manera lógica y consciente, y al mismo tiempo evaluamos los riesgos y beneficios de las acciones, son anulados por el terror. Y así, las personas bajo el terror quedan a merced de un cerebro primitivo, debido a que la información ya no atraviesa la neo-corteza, en su lugar la información es percibida y procesada por los circuitos sensoriales y de manera directa al sistema límbico.
Esta modificación altera dramáticamente la manera en que nos comportamos y en nuestra toma de decisiones. Bajo el terror nos volvemos más vulnerables a soluciones reactivas y basadas en la sobrevivencia y nada más.
Cuando un individuo a cambiado su funcionamiento a esta modalidad de sobrevivencia, sus sentidos están extremadamente alertas. Cualquier sonido, movimiento, rostro o aroma se convierte en un potencial peligro. Este comportamiento extremo tiene aspectos positivos y negativos. Desde el punto de sobrevivencia, esta alteración de la manera de manejar información se convierte en una "garantía" de no volver  ser confrontado con una amenaza. Los disfucional es que la persona necesita regresar a su modo "pensante"para ir a trabajar, relacionarse con su familia, y sobrevivir en una sociedad que le requiere ser racional.
Al mismo tiempo la persona no desea seguir hiper-alerta todo el tiempo, por lo que es común que utilicen sustancias para aminorar esta sensación crónica de indefensión.
Afortunadamente, hoy sabemos que más o menos el 75% de las personas que han vivido un evento traumático lograrán recuperarse de manera natural debido a sus propios recursos internos. Pero también sabemos que una manera muy efectiva de ayudar en este proceso es la conexión afectiva de la comunidad. El vínculo emocional con otras personas "resetea" el funcionamiento racional del cerebro aterrorizado. ¿No es esto increíble? De hecho, actualmente se están llevando investigaciones sobre la utilización de oxitocina para el tratamiento del trauma psicológico.
Me parece que aunque estas investigaciones son recientes, el ser humano ya lo sabía desde hace mucho tiempo atrás. Y es por eso que regularmente después de una situación traumática la sociedad, la verdadera sociedad se une en un espíritu altruista demostrando su amor, compasión y empatía por aquellos en sufrimiento.
Honestamente, yo preferiría un abrazo a una pastilla de oxitocina!


viernes, 8 de febrero de 2013

El Encuentro

Errores de Novato

Cuando recuerdo mis primeros años profesionales, mis primeros pacientes, mis primeros errores, me da un poco de vergüenza reconocer que pasé más tiempo conociendo sus síntomas que conociendo sus vidas. Recuerdo buscar obsesivamente el diagnóstico clínico acertado. Utilizando nuestras entrevistas para ir armando un rompecabezas "humano." Recuerdo la gran alegría cuando mi paciente "llenaba" todos los criterios de diagnóstico de un trastorno mental, ¡me sentía todo un Sherlock Freud! Creo que es un proceso normal y hasta esperado de todo novato en cualquier profesión. Con el paso del tiempo, fui apreciando el Encuentro. Y de ese Encuentro quiero yo hoy hablar en relación al tratamiento del Trauma Infantil.
Para esto necesitamos recordar un poco sobre la subjetividad del niño o niña que ha sido traumatizada de manera crónica (a lo largo de un periodo prolongado), ya que para que para que un niño o niña sea cruelmente traumatizada por tanto tiempo deben de conjugarse por lo menos dos factores:
  1. Negligencia por parte de los adultos que deberían supervisar el bienestar integral del menor (este papel regularmente es tomado por los padres, abuelos, familia, etc.)
  2. Desbalance psicológico en una o más personas que tienen acceso al menor. Por desbalance me refiero a la carencia de control de impulsos (agresividad, frustración, sexualidad, etc.), y que de alguna manera vierte sobre el o la menor.
Seguramente hay más factores (sociales, culturales, etc.) que intervienen en la ecuasión macabra que permite el abuso crónico del infante. Pero para nuestro estudio nos concentraremos en estos dos factores ya que en ellos podremos encontrar elementos muy importantes para entender la subjetividad del menor traumatizado.
Para la gran mayoría de nosotros el Encuentro con otra persona representa una oportunidad de conocer cosas nuevas (exploración). Esto es posible porque nuestra subjetividad relaciona el Encuentro con un medio ambiente (relación objeto-sujeto) seguro.
Ahora, ¿qué pasa cuando esa relación con el medio ambiente representa todo lo opuesto? ¿qué pasa en la subjetividad del menor durante un Encuentro con un psicoterapeuta? Pero sobre todo, ¿qué pasa cuando uno de estos menores se Encuentran con un psicoterapeuta que solo ve sus síntomas y falla en establecer un vínculo emocional seguro?

Estas repercusiones las estudiaremos en la siguiente entrada



jueves, 31 de enero de 2013

Trauma Infantil

Comenzaremos una serie relacionada únicamente con las se secuelas del trauma infantil. Estudiaremos sus secuelas, afectaciones a nivel sistémico y también la relación del trauma infantil con el nivel de resiliencia social. Esta serie tendrá la como principal objetivo aumentar la consciencia sobre la importancia del cuidado integral del niño y de la niña durante etapas críticas de desarrollo. Este cuidado no es solo una responsabilidad de sus cuidadores primarios, sino de toda la sociedad. Ya que es la misma sociedad quien gozará y sufrirá sus efectos.